1.
Diagnosticar.
Tiene que ver con la evaluación, muchas veces de carácter impreciso e intuitivo, del
estado general de la organización y gestión del centro. Esta diagnosis puede ser el resultado de
una necesidad sentida por un grupo de personas concreto (profesores y profesoras, equipo
directivo,...), o bien por un hecho desencadenante: quejas reiteradas de las familias, tratar de
imitar a otros centros, un cambio legislativo, un conflicto,...
La diagnosis poco precisa puede ser mejorada con la aplicación de instrumentos de
evaluación formativa interna del centro, del clima escolar,... o con las aportaciones de
evaluaciones o auditorías realizadas por personas externas. En cualquier caso, se trata de tener
una conciencia de dónde están los «puntos fuertes» y dónde los «puntos débiles» que puedan
ayudar a configurar un primer mapa de necesidades.
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