En el ámbito laboral la competencia aparece en la década del
80 debido a necesidades surgidas en diferentes países por la contradicción
entre los cambios del entorno y de las condiciones de las relaciones económicas
y la calidad de los resultados de la educación. Uno de los aspectos claves fue
el cambio en las premisas de formación para que reflejara mejor las necesidades
del mercado. Satisfacer las demandas y no orientarse por la oferta.
La Formación Basada en Competencias (FBC) es también
denominada Capacitación y se refiere a todos los actos o eventos formativos
relacionados directa o indirectamente con el mejoramiento del desempeño en el
trabajo y/o con el desarrollo profesional de la persona. (Mertens, 2000). Surge
por la inercia de las empresas en la capacitación de sus trabajadores por
diferentes causas, lo que influye en la introducción de un sistema de gestión
por competencias con su consecuencia en los sistemas de formación.
Una conceptualización de la competencia profesional.
Los enfoques hasta ahora vistos y el estado actual de la
categoría no permiten plantear que su conceptualización esté resuelta.
Ni la concepción ocupacional, ni la funcional ni la
constructivista pueden explicar adecuadamente la concepción y origen de la
competencia. Una de las razones que lo impiden es el marco en que se han
desarrollado. Están permeadas por la práctica o desempeño laboral. Por tal
razón, se requiere de un análisis apartado de estas condiciones.
Indiscutiblemente no puede separarse la competencia del
ámbito en que se requiere. Las características y condiciones de actividad
productiva o social determinan aspectos de contenido de las competencias. Pero
este hecho no elimina la realidad de que ella constituye una estructura
compleja de la persona, que la hace desempeñarse de manera integrada en
determinadas condiciones de actividad. De ninguna forma puede limitarse a una
visión enmarcada en el contenido de los cargos o puestos específicos de
trabajo, auque puedan ser su referente.
En ella se interrelacionan de manera integral un conjunto de
elementos que determinan la calidad y el alcance de los fines que los
cohesionan. Incluye capacidades, conocimientos, habilidades, destrezas,
actitudes, motivaciones y valores.
Si se trata de un nivel de funcionamiento con una calidad en
los marcos de una determinada actividad, no bastarán los aspectos cognoscitivos
sino que entran a jugar un papel decisivo los elementos dinámicos que
comprometen afectivamente a la persona con ese actuar y que la impulsan a ello.
En la literatura que ha intentado ser cuidadosa se ha hecho
referencia a quien se considera el creador del concepto competencia en 1965,
Noam Chomsky. Desgraciadamente el traslado del término a diferentes áreas
ajenas y la elevada especialización del ámbito donde surge han imposibilitado
que su transferencia implique una real asimilación de su contenido. De esta
manera han surgido diferentes manipulaciones.
Sin pretender agotar la profundidad de un concepto tan
complicado es conveniente acotar una cuestión vital de lo expresado por
Chomsky. El autor plantea la distinción fundamental entre la competencia y la
actuación. Esta última no refleja directamente la competencia (Chomsky, 1965)
Esta es subyacente y entre la competencia y la actuación, juegan un papel
fundamental las características y limitaciones de procesos que están
comprometidos e imponen regulaciones a la actuación.
CONCLUSIONES
Desde la aparición del concepto de competencias, nunca antes
había sido tan utilizado por las diferentes esferas de la vida. Por eso se le
atribuye un carácter muy dinamizador, sobre todo, en el área de la gestión.
Este uso extensivo no ha logrado que se elabore un concepto
adecuado, ni que se esclarezca su génesis y desarrollo.
Es posible que su incorporación a la actividad laboral haya
contribuido a que aún no exista una base teórica al respecto. Por tales razones
existen numerosas definiciones de la competencia que la colocan como atributos,
actuaciones basadas en normas, desempeño. Son pocos los que han incursionado en
la profundidad de esta categoría para continuar los estudios que en la
lingüística aportaron tesis importantes sobre esta cuestión.
Para seguir estas ideas la competencia hay que verla en la
persona formada (como otras estructuras psicológicas) sobre la base de las
relaciones sociales, con un carácter integral y holístico de un conjunto de
procesos, funciones y propiedades que dan un nivel de ejecución. Cada uno de
sus componentes se integra, pero pueden tener diferentes niveles de compromiso
en ella.
Si bien es esencial la diferencia entre competencia y
actuación, es evidente que existen vínculos. En este camino del conocimiento
quedan muchas interrogantes referidas a sobre que base se relacionan
competencia y actuación, cuáles son los procesos de génesis de ambas, cuáles
son las premisas de selección de los componentes de la competencia, qué los
une, qué principios están materializados en su carácter integral.
El camino es largo pero urgente porque el desarrollo del
mundo mercantil, organizacional y gerencial no tiene intención ni de esperar a
aclarar esas preguntas ni tiene posibilidades de dar luz a la teoría científica
en esta cuestión.
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